Ya son más de una decena de vacunas diferentes las que están en etapas de pruebas para detener el coronavirus, por lo que esperan encontrar una pronto. En el Reino Unido, en China, en los Estados Unidos y en otros países ya iniciaron. Esta semana, el doctor Anthony Fauci, máximo experto en enfermedades infecciosas de los USA, expresó un cauto optimismo acerca de que habrá una vacuna para la COVID-19 a finales del año o inicios de 2021.
El Reino Unido y los Estados Unidos han invertido en una vacuna desarrollada por la Universidad de Oxford y producida por AstraZeneca. Políticos británicos dicen que, si resulta efectiva, se utilizará en su país, lo que da un tanto de ilusión al mundo. Se espera que los norteamericanos comiencen a acopiarla este otoño.
Muchos países esperan su puesta a punto a finales de año, para evitar una segunda ola de la epidemia con la llegada del invierno en el hemisferio norte. Así, Estados Unidos espera distribuir en el marco de su operación Warp Speed trescientos millones de dosis en enero de 2021, es decir, prácticamente a la totalidad de su población, mediante financiamiento y apoyo a los laboratorios.
En China, la compañía farmacéutica estatal Sinopharm, que prepara actualmente dos vacunas potenciales, confía en lanzarlas al mercado entre finales de 2020 y principios de 2021. En Europa, donde varios proyectos están en curso, también se trabaja con estos plazos. Alemania, Francia, Italia y Holanda firmaron, por su parte, un acuerdo con AstraZeneca para suministrar a la UE trescientos millones de dosis.
Los grupos farmacéuticos repiten que las vacunas se venderán a un precio alto, incluso a su precio de costo. AstraZeneca se comprometió a “no sacar beneficios de esta vacuna”, según su presidente en Francia, Olivier Nataf, que plantea un precio de unos 2 euros (2,24 dólares) la dosis. De esta forma, se entiende que los primeros países en tenerla y aportarla a los suyos fueron los mencionados antes.
