El delantero del Atlético de Madrid y la Selección Argentina dialogó con la prensa y destacó las malas vivencias que tuvo que atravesar en su infancia, la que terminó con la vida de varios de sus amigos. Ángel Correa surgió de una familia muy humilde, la que tuvo que ser alimentada y criada por su madre, ya que su papá falleció cuando él tenía diez años.
“Cobraba un viático de mil pesos y eso lo usábamos como sueldo para toda la familia. Por eso, le estaré eternamente agradecido al Atlético, ya que gracias al club mi familia y yo dejamos de ser pobres”, comenzó explicando el atacante argentino, dando gracias al cuadro “Colchonero” por sacarlo de una vida totalmente distinta a la de hoy en día.
“Llegué a España a los dieciocho años con muchísima ilusión y ganas. Iba a conocer por primera vez otro país, nunca había salido de Argentina. Pero me sale que tengo una anomalía en el corazón, un tumor benigno en el ventrículo izquierdo”, resaltó el ex jugador de San Lorenzo de Almagro, haciendo alusión en la operación de corazón a la que debió someterse hace unos años.
Continuando con el mal momento que tuvo que vivir por su problema en el corazón, Ángel destacó lo siguiente: “Lo analizaron y dijeron que lo querían ver en Nueva York. Allá me dijeron que yo debía decidir si me operaba o no, pero que ellos no me aseguraban si mañana o pasado eso se me cortaba y me podía morir. Fue muy feo y triste para todos realmente”.
“El recuerdo más feliz de niño que tengo es cuando mi papá me acompañaba a jugar al baby. Tuve la suerte que hasta los diez años me llevó él y cuando falleció me siguió acompañando mi padrino. Eso fue lo mejor, que me llevaba a todos los partidos y le decía a todos que iba a llegar a primera yo siendo un niño. De pequeño me sacaron del barrio de Las Flores que es muy jodido; allí perdí a muchos amigos por alguna bala, por estar en un lugar donde no debían estar. Cuando era pequeño nunca tuve un juguete, a lo mejor alguna pelota, que la verdad que con ella éramos felices”, cerró Correa.